lunes, 13 de septiembre de 2010

Primera práctica: La historia de un árbol

El olivo es un árbol símbolo de paz, fraternidad, concordia y un sin fin de atributos positivos.
Si te paras delante de un árbol de este tipo observarás que parte de sus raíces se quedan en la superficie pero las más fuertes se esconden bajo la tierra, al igual que los humanos escondemos parte de nuestras raíces para protegerlas de la lluvia.

Se dice que los árboles tienen cierta similitud con el ser humano. Para comprender esto debemos reconocer la Naturaleza que llevamos dentro. Todos tenemos un árbol en nuestro interior. Así como ellos cambian sus hojas y se renuevan con las estaciones, nosotros los humanos nos desprendemos de las viejas estructuras y falsas identidades, de la falsa concepción de la riqueza. El ser humano no reconoce aún su tesoro. Necesitamos deshacernos de la venda que produce nuestra profunda ceguera, ésa que se traduce en la falta de amor.

Debemos respetar a los árboles pues de sus hojas fluye la vida, la bondad y la armonía. Sus frutos muchas veces nos sirven de terapia y su sombra nos acaricia cuando la necesitamos.
El árbol tiene derecho a ser respetado como todos nosotros, pues nos proporcionan bienestar y seguridad. Basta con mirarlos para sentir su dulzura, basta con tocarlos para sentir su paz.









No hay comentarios:

Publicar un comentario