martes, 23 de noviembre de 2010

Jose Manuel Navia

El pasado viernes 19 de noviembre tuve la oportunidad de escuchar una clase de Jose Manuel Navia. Me pareció oportuno dedicarle este post aprovechando la ocasión. Además, Navia es considerado uno de los grandes fotógrafos españoles contemporáneos.

De profesión documentalista, este fotógrafo nació en 1957 en Madrid, donde reside actualmente. Su obra es famosa por haber dedicado mucho tiempo detrás de la lente para documentar la vida de Portugal. Si le preguntan qué es la fotografía para él, Navia contesta: "Es una forma de relacionarse con personas, con el mundo. Una forma de ver la realidad".

Licenciado en Filosofía (1980). Fotógrafo que evoluciona desde su trabajo como reportero hacia una fotografía más personal y demorada. Le obsesiona el poder evocador de la fotografía y su relación con la literatura. Colabora con los más destacados medios de prensa y es miembro de la agencia Vu desde 1992. Tiene obra en distintas colecciones, y algunos libros y exposiciones dan cuenta de sus imágenes.

Con su trabajo en prensa se define una nueva forma de hacer fotoperiodismo. Las nuevas líneas de la fotografía documental y por extensión de la fotografía de prensa, han evolucionado por una parte por la utilización del color y de las nuevas tecnologías, y por otra, por una mayor cultura visual y un vínculo más estrecho con la fotografía de creación, Navia es uno de los máximos exponentes de esta evolución en España.
Desde 1974 se le puede considerar como fotógrafo profesional, desarrollando una larga etapa en agencias de prensa y en publicaciones periódicas, si bien desde finales de los 90 mantiene una relación de independencia de los medios y realiza un trabajo más centrado en sus propios intereses.


Con un gran interés en los estudios antropológicos, es la literatura la que finalmente define su trayectoria creativa, especialmente a través de los continuos viajes que realiza por España, Portugal, diversos países africanos y latinoamericanos, guiado subjetivamente por las lecturas de los autores autóctonos.
El interés por los lugares, sus gentes, tradiciones y formas de vida, va más allá del clásico retrato tópico, bien turístico o dramático, para convertirse en un acercamiento humano, dejando de lado el exceso de dramatismo y la continua referencia a tópicos localistas.


Rosa Olivares, escritora y periodista, describe el trabajo de Navia: "La forma de acercarse a las gentes y los lugares que Navia visita, está planteada a través de la narración. Cada proyecto, cada reportaje, cuenta una historia en un lenguaje en el que la literatura establece el canon narrativo. El uso del color, que desde 1983 desplaza al blanco y negro, es sintomático de esta ligazón con la creación literaria, pues está más condicionado con los argumentos del fotógrafo, que con los estereotipos característicos del lugar".


No es la luz cegadora del trópico, sino la oscuridad de la noche iluminada por una pantalla de televisor, la cálida luz de una lámpara, o los faros de un coche los elegidos, e igualmente las personas retratadas son elementos narrativos de una historia cuyo protagonista es la propia narración, la imagen que evoca y reconduce la memoria y la imaginación del espectador.


En la charla que nos dio el pasado viernes, Navia decía: «A mí me apetece ir adonde han ido mis antepasados». Esto le ha llevado ya por todo España y Portugal y por todos los países de cultura ibérica o latina.


En mi opinión, Navia sabe hacer periodismo y sabe hablar a través del objetivo de su cámara. Con sus fotografías, además de reporterismo, hace literatura y crea un propio lenguaje.
Al final, después de tantas imágenes, después de tantos viajes por todo el mundo, Navia puede mirar hacia atrás y contemplar el trabajo hecho y pensar que ha merecido la pena.



Rincones de Pamplona

¿Has probado a oler el frío? Ese aroma húmedo de las hojas marchitas ya en el suelo, mezclado con ráfagas de viento helado. Los castañeros, fieles a su cita, ya han llegado como cada otoño. El perfume inconfundible de este fruto convierte las calles en una estampa repleta de encanto. La ciudad se disfraza bajo los aromas del frío.

Pamplona huele distinta en estas épocas del año. Un domingo a las tantas de la mañana, cuando todo el mundo duerme para empezar con buen pie la semana, sal a la calle, rodeado por tu bufanda, y respira, respira hasta que ya no puedas más, hasta que tus pulmones hayan llegado al límite. Cierra los ojos y saborea ese aroma. Si aprovechas bien ese momento podrás llegar a sentir el viento acariciando tu cara, golpeando las hojas de los árboles y éstas cayendo a tu alrededor. Disfrútalo porque el otoño es el final y el principio de todo. Es la hora en la que la naturaleza se rinde al frío y se duerme en un largo descanso.







Bodega Otazu

La Bodega del Señorío de Otazu se sitúa enmarcada en la Comarca de Pamplona, entre la Sierra del Perdón y la Sierra de Etxauri, con el río Arga como cordón delimitador de la propiedad. Este lugar nos mezcla arte contemporáneo, arquitectura vanguardista y un patrimonio histórico. Además, la naturaleza y el viñedo se entrelazan para de ahí ofrecer un vino de gran calidad, con aroma de historia pero siempre mirando hacia el futuro.

Conforme vas adentrándote en las salas, cada una te da la bienvenida con un perfume diferente, unos más fuertes que otros pero siempre con cierto encanto. El olor a madera se mezcla con el afrutado del vino. A media hora de Pamplona nos hemos adentrado en un mundo completamente ancestral y que poco ha cambiado desde que comenzó.

Pepe, el guía, nos dejó una frase que resumió a la perfección la filosofía del Señorío de Otazu:
"El buen vino nace de la viña, no de la bodega"