miércoles, 6 de octubre de 2010

Bodegón

Pocas veces prestamos atención a los objetos que nos rodean. Éstos los entendemos como el entorno, nuestro entorno. Así se llega a la realidad, la cual la reconocemos a través de las señales que las cosas nos envían y que los seres humanos estamos en condiciones de detectar. Si estas señales no se percibiesen, no se sabría de la existencia de las cosas. La percepción depende de nuestra capacidad de recibir las señales. Esto se puede traducir en nuestros sentidos: olfato, vista, gusto, tacto y oído. Debemos aceptar la realidad tal y como es ya que nuestros sentidos son limitados. El entorno, la realidad, queda oculta y lo único que nos queda es admitir que sólo poseemos una interpretación de las señales que nos ayudan a interpretar nuestro mundo.






No hay comentarios:

Publicar un comentario